No te preocupes: ¿Por qué esta frase puede generar el efecto contrario?
“No te preocupes” es una de las frases más utilizadas cuando intentamos tranquilizar a alguien. Sin embargo, ¿alguna vez te has detenido a pensar en su verdadero impacto?
Si en este momento te dijera: “No pienses en un elefante rosa”, ¿qué es lo primero que aparece en tu mente? Exacto, un elefante rosa. Esto sucede porque nuestro cerebro tiene dificultades para ignorar directamente un pensamiento, especialmente cuando intentamos suprimirlo.
Lo mismo ocurre con la preocupación. Decirle a alguien “No te preocupes” puede provocar justo lo contrario: que siga pensando en su problema con más intensidad. Este fenómeno tiene una explicación psicológica basada en la Teoría de los Procesos Irónicos, y en este artículo vamos a profundizar en ello.
Te dejamos un test online y gratuito al final de este post para saber si la terapia EMDR puede ayudarte en tu caso
Un pequeño índice
¿Qué pasa cuando le dices a alguien "No te preocupes"?
Cuando un amigo o ser querido nos expresa sus preocupaciones, nuestra intención es ayudar. Sin embargo, muchas veces recurrimos a frases como:
“No te preocupes, todo saldrá bien.”
“No pienses en eso ahora.”
“No te pongas nervioso.”
Aunque parecen palabras de apoyo, en realidad pueden generar el efecto contrario. En lugar de calmar a la persona, podrían hacer que se sienta incomprendida o incluso más ansiosa.
La paradoja de decir "No te preocupes"
El psicólogo Daniel Wegner formuló en 1994 la Teoría de los Procesos Irónicos, que explica por qué cuando intentamos reprimir un pensamiento, este se vuelve más persistente.
Cuando le decimos a alguien “No te preocupes”, su cerebro sigue escaneando el problema de fondo, verificando constantemente si sigue ahí. En lugar de desvanecerse, la preocupación sigue presente porque nuestro cerebro está programado para revisar aquello que tratamos de ignorar.
Este mecanismo tiene sentido evolutivo: si intentamos ignorar un peligro potencial, nuestra mente sigue alerta para asegurarse de que realmente no exista una amenaza. Sin embargo, en la vida cotidiana, este proceso puede volverse en contra nuestra.
Ejemplo prático:
Para entender mejor este fenómeno, hagamos un experimento mental:
- Cierra los ojos e intenta no pensar en un limón amarillo y jugoso.
- Probablemente, lo primero que hiciste fue imaginar el limón.
- Ahora, trata de evitar pensar en el sabor ácido del limón.
¿Notas lo difícil que es ignorarlo? Nuestro cerebro no está diseñado para eliminar pensamientos de manera directa, sino para procesarlos y reorganizarlos.
Cuando alguien nos dice “No te preocupes”, nuestro cerebro traduce esto en: “Hay algo de lo que debería preocuparme”, reforzando la sensación de inquietud.
Ejemplo elefante rosa:
Vamos a hacer un pequeño experimento. Sigue estas instrucciones paso a paso:
1) Cierra los ojos por un momento y relájate.
2) Ahora, piensa en cualquier cosa… excepto en un elefante rosa.
3) Recuerda: no puedes imaginar un elefante rosa bajo ninguna circunstancia.
4) Mantente así durante 10 segundos.
¿Qué pasó?
Si eres como la mayoría de las personas, lo primero que hizo tu mente fue visualizar al famoso elefante rosa. Por más que intentaste evitarlo, la imagen apareció en tu cabeza.
Esto sucede porque, cuando tratamos de suprimir activamente un pensamiento, nuestro cerebro sigue revisándolo para asegurarse de que “no está ahí”. Irónicamente, esto hace que el pensamiento sea más recurrente.

¿Por qué nos preocupamos?
La preocupación es una función natural del cerebro que nos ayuda a anticiparnos a posibles problemas. En muchos casos, puede ser útil para planificar, evitar riesgos o tomar mejores decisiones. Sin embargo, cuando la preocupación se vuelve excesiva, puede generar ansiedad, estrés y afectar nuestro bienestar.
Las principales razones por las que nos preocupamos incluyen:
Miedo a lo desconocido: La incertidumbre es una de las principales causas de preocupación. Cuando no sabemos qué ocurrirá en el futuro, nuestra mente trata de llenar los vacíos con posibles escenarios.
Sensación de falta de control: Nos preocupamos más cuando sentimos que no podemos hacer nada para cambiar una situación.
Experiencias pasadas negativas: Si en el pasado algo salió mal, nuestro cerebro trata de evitar que vuelva a ocurrir, generando preocupación excesiva.
Presión social y expectativas: Muchas veces nos preocupamos por lo que los demás esperan de nosotros, lo que puede generar estrés innecesario.
Cómo gestionar la preocupación de forma saludable
En lugar de intentar reprimir la preocupación, lo más efectivo es aprender a gestionarla de manera saludable. A continuación, te compartimos algunas estrategias basadas en la psicología para reducir la preocupación de manera efectiva.
Valida la emoción en lugar de negarla
Si alguien te expresa una preocupación, en lugar de decir “No te preocupes”, prueba con frases que validen su emoción:
“Entiendo que esto te cause inquietud. ¿Cómo puedo ayudarte?”
“Parece algo realmente importante para ti. Hablemos sobre ello.”
Validar las emociones de una persona le ayuda a sentirse comprendida y reduce su ansiedad.
Utiliza la técnica del "tiempo de preocupación"
En lugar de preocuparse constantemente durante todo el día, establece un “tiempo de preocupación” de 10-15 minutos en un horario específico. Durante ese tiempo, puedes reflexionar sobre tus preocupaciones, pero cuando termine, vuelve a tus actividades normales.
Este método ayuda a evitar que la preocupación invada todo el día.
Desvía la atención con actividades placenteras
Enfocar la mente en algo diferente ayuda a reducir la preocupación. Algunas actividades efectivas son:
- Escuchar música relajante.
- Dibujar o colorear mandalas.
- Salir a caminar y conectar con la naturaleza.
- Hacer ejercicio físico.
Usa la distracción cognitiva
El cerebro no puede concentrarse en dos cosas al mismo tiempo. Algunas técnicas útiles incluyen:
Recordar la letra de una canción o poema.
Contar matrículas de coches o calcular mentalmente.
Jugar con palabras o hacer ejercicios de memoria.
Estas estrategias ayudan a redirigir la atención y calmar la mente.
Cambia pequeños hábitos cotidianos
Modificar pequeñas rutinas obliga al cerebro a enfocarse en el presente, reduciendo la preocupación. Algunas ideas son:
1. Cambiar de camino al regresar a casa.
2. Usar la mano no dominante para algunas tareas.
3. Ponerse el reloj en la muñeca contraria.
Estos pequeños cambios activan nuevas áreas del cerebro y ayudan a reducir pensamientos repetitivos.

La clave no está en evitar, sino en gestionar
Decir “No te preocupes” puede tener un impacto opuesto al que deseamos. En lugar de ayudar, puede hacer que la preocupación se intensifique.
La preocupación es una respuesta natural del cerebro, pero podemos aprender a gestionarla de manera efectiva a través de estrategias como la validación emocional, la distracción cognitiva y el cambio de hábitos.
La próxima vez que alguien te cuente una preocupación, en lugar de decir “No te preocupes”, intenta escuchar, validar y ofrecer estrategias útiles.
Nuestra terapia EMDR Online es 100% efectiva.
Desde EMDR Psicólogos llevamos a cabo esta práctica desde hace años y, como nuestros paciente nos confirman en sus opiniones, tiene muy buenos resultados.

Terapia EMDR Online
1 sesión individual con nuestra Psicóloga.- Flexibilidad en el Método de Pago
- Duración de la sesión de 50 min
- Terapia impartida por profesionales
TEST PARA SABER SI LA TERAPIA EMDR ES PARA TI
Te ayudamos con la preocupación
¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?
¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!
Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 8
Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.
Deja tu comentario