Qué es la culpa y cómo gestionarla

Es muy probable que en algún momento de tu vida te hayas sentido culpable. ¿Cómo has gestionado esta situación? ¿Esta culpa era adaptativa?

Si quieres conocer todo esto, ¡continúa leyendo! 👇

la culpaLa culpa tiene muy mala fama, no nos gusta sentirnos culpables. Es una de las emociones considerada como desagradable, ya que en muchas ocasiones nos hace sentir mal.

Debido a esto, las respuestas más comunes ante esta emoción de culpa pueden ser la disculpa, corregir o compensar el error o comportarse de forma más adecuada en el futuro. No obstante, hay otras personas que, ante la emoción de culpa, intentan gestionarla minimizando el daño que han causado o intentando racionalizarla.

Cuando estamos inmersos en la culpa podemos tener un sentimiento de “no merecer”, nos hace sentir inseguros, podemos sentir frustración, angustia, tristeza, vergüenza…

También pueden aparecer pensamientos negativos reiterativos, que nos invaden una y otra vez.

La emoción de culpa se ha ido construyendo con cada una de nuestras experiencias vitales desde la infancia y está ajustada al sistema de valores de cada persona donde nuestros encuentros con la vida pueden habernos llevado a sentir la culpa de forma más o menos intensa.

culpa culpable

2) Culpa positiva y culpa negativa

culpa positiva y culpa negativaComo cualquier otra emoción, la culpa tiene su parte “buena”, es decir, adaptativa ya ejerce una función, favoreciendo nuestra supervivencia y preservando los lazos sociales.

La función de la culpa es informarnos de que “es posible que nuestra acción o inacción haya generado un mal a otros o hayamos transgredido una norma moral interna”, esto es, nos ayuda a detectar un posible daño que hemos podido cometer.

En estos casos cuando nos sentimos culpables porque interpretamos que hemos actuado de manera incorrecta en alguna situación en concreto la solución vendría dada por aceptar la emoción, ser conscientes del daño cometido y pedir perdón o enmendar de alguna manera el posible error.

culpa negativa

Hasta aquí muy bien, pero hay veces, que la culpa no nos ayuda, sino todo lo contrario, nos bloquea y nos impide avanzar. En ese caso, la culpa es desadaptativa, nos bloquea y no nos permite continuar. En estos casos, este sentimiento de culpa aparece porque estamos enfocados hacia el pasado, nos sentimos culpables por cosas que ya han sucedido y nos quedamos anclados ahí. El pasado no lo podemos modificar, pero sí podemos elegir qué hacemos con esto que sentimos.

En estos casos, sería muy recomendable poder hacernos una serie de preguntas que nos ayuden a entender esa emoción de culpa. Podemos preguntarnos ¿para qué nos está sirviendo esa emoción?, ¿nos está demandando algo?, ¿qué me ha llevado a este sentimiento de culpa? Si he ocasionado un daño, ¿puedo repararlo?, si es así, al repararlo el sentimiento de culpa desaparecerá.

¿Y que podemos hacer?

Una de las cosas que podemos hacer es, cambiar el tiempo, es decir, enfocarnos al presente o al futuro. Para ello podemos intentar cambiar el sentimiento de culpa por un sentimiento de responsabilidad. No vamos a sentirnos culpables, sino responsables. Al hacer ese cambio, cambiamos la temporalidad y ponemos el foco en el presente, permitiendo así el avance. Al sentirnos responsables ahora seremos capaces de poner en práctica soluciones para gestionar esa culpa, como por ejemplo desarrollar habilidades para que no vuelva a ocurrir ese daño.

En otros casos, es posible que la culpa además de ser muy intensa sea una falsa alarma, es decir, aparezca en momentos en los que no tendría porqué aparecer. En esos casos es importante darnos cuenta y ser conscientes de aquellas cosas que están bajo nuestro control y cuáles escapan al mismo. En estos casos, sería recomendable prestar atención al diálogo interno y desarrollar la autocompasión.

3) 5 tips para gestionar la culpa

➡️ Identifica, reconoce esa emoción. Ponle nombre a eso que sientes e identifica la
situación que te ha generado esa emoción.

➡️ Acepta que todos los seres humanos cometeremos errores de los que aprenderemos.


➡️ Expresa lo que sientes, si es necesario, pide perdón.


➡️ Responsabilízate de tus acciones aceptando tus propios límites y cambiando lo que
sea necesario.


➡️ Sé consciente de aquellas cosas sobre las que tienes control y sobre cuáles no.

Y recuerda, la culpa no es siempre “mala”, a veces nos permite parar para reparar
algún daño, algo totalmente humano. No te fustigues y piensa qué puedes hacer desde
ahora, no qué no pudiste hacer ayer.

¿Cómo gestionas tu culpa? ¿Sientes que tu culpa te ayuda o te bloquea la mayoría de veces?

Ver asociado

Nuria Codony

Nuria Codony

Psicóloga

¿Te ha gustado este artículo?

Pues no pierdas más tiempo y únete a nuestra Newsletter, está de lujo: cuando te inscribes a Psicocurioso aceptas nuestra Política de Privacidad. Pero ni te preocupes, ¡odiamos el spam tanto como tú!

    ¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

    ¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

    Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

    Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.