Resiliencia: hábitos que no sabias que tienes de personas resilientes
¿Estás familiarizado con el concepto de resiliencia? ¿Te gustaría aprender a cultivar esta cualidad en ti mismo?
En ocasiones, la vida nos enfrenta a desafíos que parecen estar más allá de nuestras capacidades: enfermedades, rupturas dolorosas, pérdidas significativas, fracasos personales o problemas financieros, entre otros.
Frente a estas circunstancias, podemos sentirnos abrumados y cuestionar nuestra fuerza interior y nuestra determinación. En estos momentos críticos, tenemos dos opciones: dejarnos vencer por la adversidad y sentirnos derrotados, o bien, enfrentar los desafíos con valentía y salir fortalecidos, apostando por cultivar la resiliencia.
Un pequeño índice
Qué es realmente la resiliencia
La resiliencia, según la definición de la RAE, se refiere a la capacidad humana para enfrentar situaciones extremas con flexibilidad y superarlas. Sin embargo, en psicología, añadimos un matiz más:
la resiliencia no solo implica enfrentar crisis o experiencias potencialmente traumáticas, sino también salir fortalecido de ellas.
Ser resiliente implica adaptar nuestros recursos psicológicos a nuevas circunstancias y necesidades. Las personas resilientes no solo superan adversidades, sino que las utilizan como oportunidades para crecer y desarrollar su potencial al máximo.
Para quienes son resilientes, la vida no se define por la dificultad, sino por los momentos desafiantes. Esta perspectiva optimista reconoce que después de la tormenta llega la calma. Estas personas a menudo sorprenden por su capacidad para mantener el buen humor incluso frente a las adversidades más difíciles.
Cuál es el origen del concepto de resiliente
El término «resiliencia» fue introducido por John Bowlby, creador de la teoría del apego, pero fue Boris Cyrulnik quien lo popularizó en psicología con su libro «Los patitos feos». Cyrulnik, un experto en psiquiatría, neurología, psicoanálisis y etología, ayudó a difundir y desarrollar el concepto en el ámbito psicológico.
Refuerza tu resiliencia: ¿Cómo ser más resilientes?
La resiliencia no es algo que se herede o que esté inscrito en nuestros genes, aunque es posible que exista una predisposición genética que influya en la formación de un carácter fuerte y positivo. En realidad, la resiliencia es una capacidad que todos podemos cultivar a lo largo de nuestras vidas.
Algunas personas son resilientes porque han tenido modelos a seguir en sus padres u otras figuras cercanas, mientras que otras han forjado su propio camino hacia la resiliencia. Esto sugiere que la resiliencia es una habilidad al alcance de todos, siempre y cuando estemos dispuestos a cambiar ciertos hábitos y creencias arraigadas.
Es importante tener en cuenta que las personas resilientes no nacen con esta cualidad, sino que la desarrollan a través de la confrontación con situaciones adversas y experiencias de fracaso. Han enfrentado momentos difíciles sin rendirse, encontrando dentro de sí mismas la fortaleza necesaria para seguir adelante.
En medio de la adversidad, han descubierto su mejor versión y han adquirido las habilidades necesarias para superar los desafíos de la vida.
Caracteristicas de una persona resiliente
Las personas resilientes se caracterizan por una serie de rasgos y actitudes que les permiten enfrentar la adversidad de manera efectiva:
Autoconocimiento: Tienen una comprensión profunda de sus propias fortalezas, habilidades y limitaciones, lo que les permite establecer metas realistas y adaptarse a las circunstancias cambiantes.
Creatividad: En lugar de simplemente intentar reparar lo que se ha roto, encuentran formas innovadoras de transformar las experiencias dolorosas en algo positivo o significativo.
Confianza en sí mismas: A pesar de los desafíos, confían en su capacidad para superar obstáculos y alcanzar sus objetivos, reconociendo la importancia de buscar ayuda cuando sea necesario.
Aprendizaje constante: Ven las dificultades como oportunidades para crecer y aprender, adoptando una actitud de curiosidad y resiliencia frente a los desafíos.
Práctica del mindfulness: Están presentes en el momento presente, aceptando las experiencias tal como son y cultivando una actitud de aceptación y gratitud.
Optimismo realista: Aunque son realistas sobre las dificultades que enfrentan, mantienen una actitud optimista y se centran en los aspectos positivos de la vida y los desafíos.
Red de apoyo: Se rodean de personas que les brindan apoyo y energía positiva, evitando las relaciones tóxicas que puedan socavar su resiliencia.
Gestión emocional: En lugar de tratar de controlar todas las situaciones, se centran en gestionar sus propias emociones y reacciones ante las circunstancias cambiantes.
Flexibilidad: Son capaces de adaptarse a los cambios y ajustar sus planes y metas según sea necesario, sin aferrarse obstinadamente a una única solución.
Tenacidad: A pesar de los contratiempos, mantienen una determinación firme y perseveran en la búsqueda de sus objetivos, aprovechando las corrientes favorables y fluyendo con ellas.
Sentido del humor: Utilizan el humor como una herramienta para aliviar el estrés y mantener una perspectiva positiva incluso en momentos difíciles.
Búsqueda de ayuda: Reconocen la importancia de buscar ayuda cuando la necesitan, ya sea de amigos, familiares o profesionales de la salud mental, para superar los desafíos con éxito.
Cómo ayuda la terapia EMDR en la resiliencia
La terapia EMDR puede ser útil para fortalecerla o mejorarla.
EMDR es una terapia reconocida por su eficacia en el tratamiento de trastornos relacionados con experiencias traumáticas y estrés postraumático, ayudando a procesar recuerdos dolorosos y reducir la intensidad emocional asociada a ellos.
Al abordar las experiencias traumáticas y las emociones negativas asociadas, EMDR puede ayudar a las personas a desarrollar una mayor capacidad para afrontar y recuperarse de la adversidad. Durante las sesiones de EMDR, se pueden identificar y trabajar las creencias negativas arraigadas que pueden limitar la resiliencia, promoviendo así un cambio hacia una perspectiva más positiva y adaptable.
Además, EMDR puede ayudar a fortalecer la autoestima y la confianza en uno mismo, aspectos importantes para cultivar la resiliencia. A través del procesamiento de experiencias traumáticas y la reestructuración cognitiva, las personas pueden aprender a verse a sí mismas como sobrevivientes en lugar de víctimas, lo que contribuye a un sentido de fortaleza y capacidad para superar desafíos futuros.
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La resiliencia en niños
Si deseamos que nuestros hijos enfrenten los desafíos de la vida con fortaleza, es crucial construir un apego seguro y fomentar su capacidad de ser resilientes. En este proceso, nuestro ejemplo juega un papel fundamental, evitando la sobreprotección y demostrando confianza en sus capacidades.
Nuestra tarea no consiste en evitar que tropiecen, sino en enseñarles a levantarse. Para lograrlo, debemos creer en su capacidad para superar obstáculos. Sin embargo, esto no implica exponerles a situaciones peligrosas o entornos hostiles, ya que nuestra prioridad debe ser proporcionarles seguridad y protección.
Es importante guiar a los niños hacia la resiliencia al ayudarles a reflexionar sobre los contratiempos y los errores. Preguntarles qué pueden aprender de una situación difícil o qué aspectos positivos pueden extraer de ella les animará a desarrollar una actitud resiliente.
Enseñarles a relativizar y a ver los errores como oportunidades de crecimiento les llevará por el camino de la resiliencia. Es esencial validar sus emociones y mostrar empatía hacia su mundo emocional, al mismo tiempo que transmitimos nuestra confianza en su capacidad para afrontar y superar la adversidad.
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